Qué hace uno cuando conversa
Mucho tiempo atrás, algo así como 8 años, iba en el auto bajando por la calle pedro de valdivia de Santiago (el vínculo hace mérito a quién dio origen a su bautizo y no a la calle obviamente) y la conversación con mi novia se basaba en el estilo de conversación entre hombres-hombres y mujeres-mujeres.
El análisis era muy sencillo, claro hablamos de mucho tiempo atrás, los hombres discuten y las mujeres comparten.
En la conversación H-H hay ideas en constante cuestionamiento que, o son reforzadas por la contraparte o disminuidas a tal punto que se hace necesario buscar otra idea que controle la conversación. Generalmente las conversaciones comienzan planteando un hecho ocurrido que permite iniciar una discusión que se fundamente en el conocimiento que cada uno de los interlocutores tiene sobre la materia. La conversación es incipientemente demostracional, donde cada uno, eventualmente, intenta demostrar al otro que sí conoce sobre el tema.
Claro que puede ocurrir que uno no conozca sobre el tema, en ese caso el escuchante se atiene a captar la información para almacenarla luego de un sutil proceso de filtrado, donde evaluamos si esta información será válida para un futuro encuentro.
Creo que hay un poco de miedo y de necesidad de protección en el planteamiento de la conversación H-H, no quedar al descubierto y bajo ninguna circunstancia quedar como un desconocedor repetidamente. Si esto llegase a ocurrir, probablemente la frecuencia de conversaciones entre estos primeros H-H tendería a cero y H1 buscaría a algún H3 para seguir discutiendo.
Las mujeres por otra parte entablan conversaciones que no tienen fundamento en el conocimiento (práctico, teórico o trivial), generalmente sus conversaciones tienen fundamento en el sentimiento. Claro no estoy diciendo nada raro y no me siento en ningún caso como desvelando un gran secreto!!!.
Las mujeres inician las conversaciones, al igual que los hombres, planteando un hecho que permite describir situaciones y al mismo tiempo, apersonarse en alguno de los protagonistas para evaluar la situación desde puntos de vista emocionales como proyectándose en el protagonista.
Es como si la mujer requiriera vivir mucho, requiriera experimentar emociones y por lo tanto se va proyectando y compartiendo su sentir con su contraparte. Su contraparte no cuestiona el hecho, sólo el resultado. Quiero decir que lo cuestionado es la emoción sentida, no el hecho de ponerse en el lugar del/la protagonista del hecho.
No hay cuestionamiento ni validación de los conversantes, hay aceptación y apoyo. La mujer no tiene miedo de ser.
Bueno, eso pasó hace ocho años, así de sencillo y condimentado un poco con los eventos que me han ocurrido desde ese momento hasta este.
Pero hace poco tiempo, en una conversación poco trascendente, intenté evaluar cuál es el eje de las conversación H-M o M-H. La conclusión llegó rápidamente a mi cabeza. Claro, para no entrar en calles de las que no pueda salir, me referiré exclusivamente a interlocutores no ligados sanguíneamente ni a conversaciones necesarias para la subsistencia, donde no me atrevo a entrar en este momento sólo por precaución.
El leitmotiv de las conversaciones mixtas es el sexo, no puede ser otro elemento el que consiga mantener la atención entre dos personajes tan distintos en su esencia. Esto plantea la necesidad de tener un cuidado extremo en esas conversaciones y al mismo tiempo un elemento que puede ser la mejor herramienta para controlarlas.
Ciertamente el conocimiento del modelo de operación de los sistemas permite su control, eso es lo que hemos aprendido desde que a partir del método científico. De esta manera cuando comprendamos el modelo de operación de las relaciones entre personas, podremos controlar sus respuestas y dirigir sus comportamientos.
Lo importante es hacerlo siempre con un sentido que en su fin más profundo sea avalado por nuestra intuición.