martes, 9 de diciembre de 2008

Almuerzos de Trabajo

Me agobian, me quitan el apetito.

Cuántas veces me han pedido que revisemos algún tema de trabajo a la hora del almuerzo, a ti?, ya no me acuerdo, lo que sí me acuerdo es que las odio.

Creo que es una falta de respeto, un robo, una violación a quemaropa, un abuso de autoridad, una falta a los derechos humanos del trabajador. Claro, el tener una hora para comer todos los días, tranquilo, relajándose, seguro que es un derecho de todo ser humano, por lo tanto si me piden ese tiempo y yo no puedo decir que no porque es mal visto, entonces es una violación.

Claro, este mal no es propio de los dos o tres niveles superiores de la pirámide organizacional (estoy pensando en cinco niveles: trabajadores-Jefes de Grupo-Mandos Intermedios-Directores-Alta Dirección).

Recuerdo un tiempo en que trabajé de operario en una bodega de una gran empresa. La hora del almuerzo era sagrada, 10 minutos antes de la hora, que siempre era entre 13:00 y 14:00, no se tomaban más cajas y las que estaban en las manos se alojaban en cualquier superficie que asegurara su estabilidad. Luego se buscaba con la mirada al compañero-cómplice con el que se iría a comer (uno o varios) y se verificaba si estaban en disposición. Luego se iniciaba el camino al comedor en grupo.

Ya en el comedor, y luego de haber cogido la bandeja con el alimento incluido un buen trozo de pan y jugo, nos sentábamos en la misma mesa de siempre, era un ritual. Claro está, el tema de conversación no era jamás el trabajo, era el futbol, la política barata o la fiesta que alguno hubiera tenido el fin de semana pasado. También se trataban, en menos ocasiones, temas personales de gran calado y con más frecuencia el orgullo por las buenas notas del hijo en el colegio.

Eso era vida, esa hora era nuestra, era de liberación, de olvido, de risas.

Hoy estoy en el segundo nivel y ya veo los zarpazos de los niveles superiores, que a veces me invitan a "comidas de trabajo", como si por el hecho de regalarme el almuerzo pudieran comprarme una hora de mi vida. Lo bueno es que a mi no me pasa mucho, pero la última vez que me pasó no comí, por principios.

Pero en los últimos niveles se la pasan en ese absurdo, qué pasa, que no son capaces de organizarse para que el tiempo les cunda¿?, entonces algo están haciendo mal, esto es claro.

Altos ejecutivos que agradecen que tienen a su disposición un comedor en el trabajo porque pueden comer en 30 minutos y aprovechar además ese tiempo para revisar algún informe........es que el mundo está al revés, es que no se dan cuenta que si requieren de ese tiempo es porque algo está mal diseñado.

Entonces la paradoja que se me ocurre es que si los trabajadores pueden usar su hora de almuerzo tranquilamente y los directores no, porque están revisando el trabajo de los trabajadores y al mismo tiempo diseñando nuevos trabajos para los trabajadores, estamos ante un problema evidente.

El problema es que la máquina de diseño no tiene la suficiente salida en la línea productiva, y frente a esto dos opciones
1.- Se aumenta la productividad de los trabajadores
2.- Se adecúa el diseño a la productividad de los trabajadores.

Lo malo es que esto es un círculo vicioso y cada ves que se tiene algo al 100%, alguien quiere el 110%, entonces no pasará mucho tiempo para que los directores requieran usar el tiempo de su comida para el trabajo. Al mismo tiempo los trabajadores seguirán disfrutando de su hora diaria de relajo.

Bueno, yo por lo pronto me quedo con mi hora de comida diaria y me la trato de regalar todos los días. En mi caso particular no la uso siempre para comer, pero la uso siempre para mi.